Mientras muchas ciudades luchan por adaptarse a los retos urbanos y climáticos del siglo XXI, otras llevan décadas transformándose con una visión clara de sostenibilidad, salud y calidad de vida. Vitoria-Gasteiz no solo es una pionera en políticas verdes, sino que va camino a posicionarse como un referente internacional, al más puro estilo de lo que ha hecho Copenhague.
Esta planificación proactiva no solo ha mejorado la vida diaria de sus habitantes, sino que ha generado un modelo replicable.
Entre sus grandes victorias, podríamos destacar:
- En los años 90 se puso en marcha el Anillo Verde, recuperando humedales y conectando espacios naturales en torno a la ciudad.
- En 2012 fue reconocida como Capital Verde Europea.
- En 2023 ha sido distinguida como Global Green City por el Global Forum on Human Settlements, una distinción apoyada por Naciones Unidas
Entre sus grandes victorias, la mayoría de galardones destacan su apuesta por el tranvía, los autobuses eléctricos y la peatonalización de las calles, que han reducido notablemente las emisiones del tráfico urbano. Si visitas la ciudad, puedes sentirlo, pese a que reúne a casi 250.000 residentes.
En este sentido, Vitoria, a diferencia de núcleos más reducidos como Pontevedra (que también ha hecho los deberes, la verdad), ha conseguido un hito histórico que puede replicarse en otras ciudades medianas del territorio nacional.
¿Está Vitoria-Gasteiz al nivel de Copenhague y otros referentes?
La ciudad se ha organizado entorno al Anillo Verde, lo que se traduce en una red urbana rebosante de naturaleza, que integra espacios verdes y naturales en el núcleo urbano de un modo orgánico. Sin saltos, sin zonas verdes alejadas del día a día de los ciudadanos, sino todo lo contrario.
Asimismo, comparte puntos clave que han funcionado en grandes ciudades como Copenhage, que tiene casi el triple de población que la ciudad vasca, y retos relativamente similares. Así, en ambas urbes se ha fomentado el uso de bicicleta y el transporte sostenible. En el caso de la ciudad finlandesa, el modelo ciclable cuenta con una estructura más global, pero ambas mantienen una alta tasa de participación ciudadana y han establecido protocolos para que los residentes puedan realizar propuestas de mejora.
Además, la transición energética de los edificios públicos es similar: en el caso de Vitoria-Gasteiz, esta se ha traducido en una transición energética en los edificios públicos, mientras que Copenhage tiene una red de energía renovable y calefacción urbana centralizada.
La principal diferencia es la escala, pero no la ambición ni los resultados. De igual modo, se demuestra que ciudadades de muy distinto tamaño pueden establecer mejoras notables con una correcta personalización a los problemas y la situación urbana.
| Vitoria-Gasteiz | Copenhague |
|---|---|
| Red urbana de naturaleza (Anillo Verde) | Parques integrados y acceso a espacios naturales |
| Fomento de la bicicleta y el transporte limpio | Modelo ciclable global, infraestructura puntera |
| Alta participación ciudadana | Planificación urbana participativa |
| Transición energética en edificios públicos | Energía renovable y calefacción urbana centralizada |
Lo local, como referente global
El éxito de Vitoria-Gasteiz es también un recordatorio de que no hace falta ser capital ni tener millones de habitantes para liderar la transformación urbana. Esta ciudad demuestra que con voluntad política, planificación estratégica y compromiso ciudadano, cualquier territorio puede formar parte de esas ciudades que marcan el paso hacia un futuro más sostenible.
Este caso también sirve para revalorizar lo propio: en lugar de mirar siempre hacia fuera, es necesario poner el foco en nuestras ciudades que ya están cumpliendo con estándares europeos y mundiales. Vitoria-Gasteiz es una de ellas, pero no la única.
El reconocimiento como Global Green City no es solo un premio más, es una señal de que Vitoria-Gasteiz ha hecho bien los deberes y que su modelo puede inspirar tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Es momento de visibilizar estos ejemplos y asumir que, en materia de sostenibilidad urbana, también somos Europa.
