España sigue lejos de la sostenibilidad urbana el desafío de nuestras ciudades para 2030

España sigue lejos de la sostenibilidad urbana: el desafío de nuestras ciudades para 2030

Según la clasificación de Arcadis, las ciudades más sostenibles de España no superan los 50 primeros puestos. ¿Seguimos sin adaptarnos al futuro y a los planteamientos de la Agenda 2030?

Imagina que caminas por una calle de Copenhague… A ambos lados, carriles bici por los que circulan decenas de ciclistas cada minuto. Echas un vistazo a tu alrededor: las farolas funcionan con energía solar, los edificios están diseñados para reducir el consumo de energía y el aire se siente ¡tan limpio, y ligero!

Ahora vuelve aquí, a tu propia ciudad, o desplázate con la mente hacia alguna de las arterias principales de Madrid o Barcelona. La M-30. La Ronda del Litoral. El Paseo de la Castellana, la Plaza Cataluña; las Ramblas… Coches en ralentí, un calor asfixiante que rebota en el asfalto, niveles de contaminación que superan los recomendados de la OMS.

No es casualidad que una ciudad esté entre las más sostenibles del mundo; las otras, no.

El último Índice de Ciudades Sostenibles 2024 de Arcadis (2,000 days to achieve a sustainable future) coloca a Madrid y Barcelona en los puestos 50 y 54, respectivamente, mientras que Ámsterdam, Copenhague y Múnich lideran el ranking. ¿Siguen nuestros modelos de sostenibilidad urbana sin adaptarse a los desafíos del futuro? Todo indica que sí.

Una ciudad que respira; la otra, se ahoga

Entre los aspectos a evaluar, este índice (Ciudades Sostenibles, de Arcadis) evalúa cuestiones como la sostenibilidad ambiental, la infraestructura urbana y calidad de vida. Sin embargo, no está exento de contradicciones.

Por ejemplo, Nueva York y Boston ocupan los puestos 48 y 56, respectivamente, por debajo de ciudades con estrategias más avanzadas en energías renovables y movilidad sostenible. Ambas urbes tienen infraestructuras ecológicas y amplias inversiones en eficiencia energética, pero su dependencia del automóvil y la desigualdad social afectan notablemente su posición en el ranking.

Aquí surge la pregunta:

  • ¿estos criterios de estos índices reflejan realmente qué ciudades funcionan mejor para sus habitantes?
  • O, por el contrario, ¿priorizan ciertos indicadores que pueden no ser los más representativos de la vida cotidiana?

Pese a la polémica, y con contadas excepciones (como Pontevedra), la falta de una estrategia unificada y a largo plazo en España está penalizando nuestras ciudades. En Arcadis, señalan dos puntos imprescindibles: movilidad sostenible y eficiencia energética. Pese a los avances, los esfuerzos siguen siendo insuficientes en comparación con otras capitales europeas.

En España, la sostenibilidad urbana llega… con carencias

Según un informe patrocinado por Siemens, Madrid lidera la sostenibilidad en España. Se valora su transporte público eficiente, la reducción de emisiones y la gestión de residuos. Sin embargo, este reconocimiento no la convierte en una ciudad modelo a nivel global.

Los problemas persisten:

  • Calidad del aire: la contaminación sigue siendo uno de los grandes desafíos de la capital.
  • Eficiencia energética: la rehabilitación de edificios es insuficiente y la dependencia de energías fósiles sigue siendo alta.
  • Gestión del agua: la escasez y el uso ineficiente del recurso es una preocupación creciente

Estamos hablando de menos de 2.000 días para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) antes de 2030. Mientras, un gran número de ciudades (también españolas) siguen sin haber tomado medidas suficientemente ambiciosas. En este sentido, la falta de un modelo de crecimiento basado en la sostenibilidad sigue afectando a pequeñas y grandes ciudades.

Por ejemplo, Ámsterdam ha apostado por zonas de bajas emisiones reales y energía 100% renovable en sus redes de transporte, mientras que, en España, seguimos dependiendo en gran medida de infraestructuras tradicionales y las ZBE todavía no han tenido apenas impacto. La sostenibilidad urbana requiere de cambios más profundos, por ejemplo, en la señalética urbana (que podría electrificarse en gran medida mediante renovables) o el transporte público, que debe priorizarse para cumplir los objetivos europeos.

Se busca: un cambio estructural

Más allá de un mejor o peor puesto en un ranking privado, España necesita una transformación profunda en la forma en que sus ciudades funcionan.

El reto no es aparecer en un informe (si se hacen las cosas bien, esto ocurre de forma natural), sino construir ciudades donde vivir mejor, con aire limpio, espacios sostenibles y soluciones a largo plazo. Esa es la verdadera visión de una ciudad que apuesta por la sostenibilidad urbana.

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