Imagina salir a la calle y caminar por una ciudad en la que todo parece funcionar en perfecta armonía: el aire limpio, las calles están tranquilas y el poco tráfico que hay en las vías fluye de forma orgánica. Este es el ideal del que se habla en la política y el urbanismo cuando se piensa movilidad sostenible.
Pero, ¿es realmente así? Seguimos creyendo que basta con cambiar nuestros coches por modelos eléctricos o añadir más ciclovías para resolver los problemas de nuestras ciudades. Sin embargo, la realidad es que el concepto de «movilidad sostenible» es mucho más complejo.
Es una utopía que todavía no hemos logrado entender del todo, y mientras tanto, caemos en las mismas trampas que pretendemos solucionar.
¿Es la movilidad sostenible una utopía?
Hace unas semanas, en el portal Soziable, leía un artículo interesantísimo de Juan Antonio Rodríguez, responsable de desarrollo de negocio en Monty Bikes, que mencionaba la necesidad de separar movilidad y sostenibilidad. Como vimos la semana anterior, establecer un cambio real y dejar atrás el transporte privado, como se ha hecho en Pontevedra, puede ser complejo en lugares donde el número de habitantes, el trazado o la falta de recursos dificulten esto.
Entre los sucesos que alertan de la necesidad de entender estos conceptos por separado, hoy te traigo cuatro:
La necesidad de separar «movilidad» y «sostenibilidad»
- Congestión urbana: Cambiar a vehículos eléctricos es importante para reducir las emisiones, pero no resuelve el problema del espacio. Un coche eléctrico sigue ocupando el mismo espacio que uno de combustión, y por lo tanto, no soluciona los atascos ni el uso ineficiente de las infraestructuras. Aquí movilidad sostenible sigue «pinchando» en el primer punto.
- Transporte de mercancías: el problema grave del transporte de mercancias, incluso si lo permite la tecnología y la inversión, no se soluciona tampoco con grandes camiones eléctricos, que también serán más sostenibles, pero seguirán complicando la movilidad urbana y contribuyendo a la congestión el centro de las ciudades. Algunas opciones que se han empezado a barajar son triciclos eléctricos de carga o micro-hubs para la distribución de mercancías, que podrían ser una alternativa más viable, si bien exigirá una buena planificación de los desplazamientos.
- Espacios mal aprovechados: Las ciudades aún destinan gran parte de su espacio a aparcamientos para coches, cuando podrían aprovecharse mejor con sistemas de estacionamiento para bicicletas o vehículos de movilidad ligera, como andadores o triciclos. Para esto, debemos solucionar un punto negro en España: el acceso a las ciudades mediante transporte público (autobuses, trenes) y una mejor conectividad del área metropolitana.
- Prioridades en el uso del espacio: En muchas ciudades europeas, se está priorizando la movilidad activa (caminar o bicicleta) y el transporte público, dejando en segundo plano el uso del coche, algo que todavía está lejos de implementarse de forma generalizada en países como España. El tamaño de la ciudad, la densidad de población y el tipo de trabajo tienen mucho que ver aquí.
Movilidad sostenible, si queremos vivir en las ciudades
Hoy, sabemos que el futuro de las ciudades debe pasar por la movilidad sostenible. El futuro del concepto «ciudad» pasa por electrificar vehículos, pero también por reducir su número, además de las emisiones contaminantes.
La complejidad aquí es que se necesita repensar la movilidad en sí misma, y junto a la sostenibilidad. Seguimos necesitando soluciones más creativas y eficientes para el espacio urbano, si queremos hacer un cambio significativo hacia un futuro sostenible.
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