3-30-300: la verdadera medida de la belleza urbana

3-30-300: la verdadera medida de la belleza urbana

La regla propuesta por el urbanista Cecil Konijnendijk, plantea un estándar simple pero transformador: ver tres árboles desde casa, contar con un 30 % de cobertura vegetal en el barrio y vivir a menos de 300 metros de un espacio verde de calidad.

Durante décadas, hablar de 90-60-90 era sinónimo (bastante machista, simplista y erróneo) de belleza femenina: una fórmula rígida que reducía algo tan complejo como un cuerpo a tres cifras. Sin embargo, también las ciudades han tenido sus propias métricas, y hay una que está ganando fuerza porque no habla de estética, sino de bienestar colectivo: la regla 3-30-300.

El urbanista Cecil Konijnendijk propuso una fórmula tan sencilla como revolucionaria:

  • Ver tres árboles maduros desde tu casa, colegio o lugar de trabajo.
  • Garantizar un 30 % de cobertura arbórea en cada barrio.
  • Vivir a menos de 300 metros de un espacio verde público y de calidad.

Tres números que, como recuerda Nature Based Solutions Initiative, son capaces de transformar la vida en las ciudades.

Salud, sombra y proximidad

Detrás de esta aparente simplicidad hay décadas de estudios. Investigaciones publicadas en PubMed muestran cómo ver vegetación desde la ventana se relaciona con menos estrés y mejor recuperación tras una enfermedad.

Asimismo, más árboles que dan cobertura permiten mitigar el famoso efecto de “isla de calor” urbana, reducir la contaminación y ofrecer espacios más agradables para caminar o socializar.

Y, sobre todo, se trata de acceso equitativo. El 30 % de cobertura arbórea no puede ser un promedio de ciudad, porque escondería desigualdades: barrios con sombra y parques frente a otros que siguen siendo desiertos de hormigón. Por eso la regla insiste en medir barrio por barrio, y no solo en los centros históricos o zonas acomodadas.


Cómo se mide y se aplica

La regla 3-30-300 es fácil de recordar, pero no siempre de cumplir.

El primer paso es mirar desde la ventana y contar cuántos árboles maduros alcanzamos a ver. El segundo, calcular el porcentaje de cobertura en cada distrito, algo que puede hacerse con imágenes satelitales o análisis geoespacial, tal y como sugiere PlanIT Geo. Y, por último, comprobar con un simple mapa si hay un parque o espacio verde de calidad a menos de 300 metros de nuestra puerta.

Esto plantea retos evidentes en ciudades densas, donde plantar árboles grandes no siempre es posible. La clave está en la creatividad: recuperar plazas, abrir corredores verdes en calles secundarias, conectar espacios ya existentes para que ningún barrio quede atrás.

Por descontado, la mayoría de las ciudades del mundo no cumplen estos estándares, y están lejos de contar con planes urbanos para poder llevarlo a cabo todavía.

En España, por ejemplo, el debate sobre la igualdad territorial suele centrarse en la movilidad o el acceso a servicios básicos (dos puntos clave que trabajamos desde Capmar, como ya sabes), pero la vegetación urbana es otro factor clave que, a menudo, queda olvidado.

Datos recientes muestran que en muchos municipios la cobertura arbórea es todavía muy baja y desigual entre barrios, lo que agrava las diferencias en salud y calidad de vida. Adoptar la regla 3-30-300 permitiría establecer un estándar común, medible y alcanzable, que ponga el bienestar en el centro de la planificación.


La verdadera belleza urbana

Quizá la verdadera belleza de una ciudad no se mida en rascacielos ni en kilómetros de asfalto, sino en la capacidad de abrir una ventana y encontrarse con lo más simple: verde al alcance de la vista.

👉 ¿Y tú? ¿Crees que tu barrio cumple con el 3-30-300?

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