Medir bien la movilidad es el primer paso para mejorarla. Madrid, Valencia y Vitoria lo están logrando, y Capmar aporta soluciones clave donde todo empieza: en la parada.
La movilidad urbana se ha convertido en uno de los ejes clave para las ciudades que aspiran a ser más inteligentes, sostenibles y habitables. Eso sí, no basta con electrificar autobuses o peatonalizar calles: las smart cities destacan porque saben medir, interpretar y actuar sobre los datos de su movilidad. En España, Madrid, Valencia y Vitoria han avanzado con pasos firmes hacia ese modelo.
Desde la instalación de sensores hasta la publicación de portales de open data, pasando por simulaciones digitales urbanas, estas ciudades son ejemplo de cómo la tecnología bien aplicada puede mejorar los desplazamientos diarios. Y todo ello enmarcado en una red colaborativa como la RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes), que impulsa estándares comunes y proyectos compartidos.
La movilidad en las smart cities
La movilidad tradicional se planificaba con estudios puntuales y encuestas.
Las ciudades inteligentes, por el contrario, trabajan con datos dinámicos y sistemas de medición continua. Medir bien la movilidad significa entender cuántos coches pasan por una vía, cuánta gente usa un autobús o qué rutas son más eficientes, y hacerlo en tiempo real.
Esta medición no solo permite gestionar mejor los recursos, sino anticiparse a problemas y diseñar soluciones adaptadas: desde optimizar recorridos hasta mejorar la puntualidad, los datos permiten que la movilidad sea más fluida, segura y centrada en las personas.
Los indicadores clave que manejan estas ciudades incluyen:
- ocupación de vehículos,
- tiempos de espera,
- aforos peatonales,
- emisiones,
- ruido,
- calidad del aire
- y accesibilidad.
Todos ellos se integran en plataformas urbanas que analizan y visualizan los resultados para tomar decisiones políticas y técnicas.
Además, la movilidad medida de forma inteligente se vuelve más equitativa: si sabemos dónde hay más demanda, podemos mejorar servicios en barrios periféricos o adaptar frecuencias al uso real. El dato es una herramienta más para la cohesión social.
El papel de los sensores, los datos abiertos y la interoperabilidad
El primer paso para medir es obtener información. Aquí entran en juego los sensores urbanos: dispositivos conectados a Internet (IoT) que recogen datos sobre afluencia, velocidad, contaminación, uso del transporte público o disponibilidad de aparcamiento. Ciudades como Santander, Valencia o Barcelona han desplegado miles de ellos para monitorizar su entorno urbano.
En Valencia, por ejemplo, ya contamos con más de 2.000 sensores instalados para medir tráfico, plazas libres en parkings, ruido ambiental o condiciones meteorológicas. Parte de estos datos se publican en su portal de datos abiertos. A su vez, Madrid permite acceder a información sobre la EMT, BiciMAD, calidad del aire o transporte intermodal a través de un portal de datos abiertos, que reutilizan tanto investigadores como desarrolladores de apps o servicios de movilidad.
Pero no basta con tener sensores: es clave la interoperabilidad. Los sistemas deben hablar entre sí y compartir información de forma estándar. Esto permite, por ejemplo, que una parada de autobús inteligente se sincronice con la frecuencia real del vehículo o que un tótem informativo muestre avisos de tráfico generados por otros sistemas municipales. El siguiente paso es… avanzarse a los problemas, y para ello los gemelos digitales han empezado a simular escenarios.
¿Y los gemelos digitales?
Los digital twins son modelos virtuales que replican una ciudad en tiempo real usando datos dinámicos. Permiten simular escenarios de tráfico, analizar el impacto de una obra o evaluar rutas de evacuación ante emergencias.
Madrid ha sido pionera con su Gemelo Digital Urbano, en funcionamiento desde 2023. Con esta herramienta, el ayuntamiento puede modelar la movilidad de toda la ciudad y tomar decisiones más precisas sobre semáforos, desvíos o gestión de flotas. Valencia, por su parte, ha desarrollado el primer prototipo europeo de infraestructura compartida para digital twins con uso urbano, en colaboración con EDIC y la Comisión Europea.
Estos gemelos digitales no son solo mapas bonitos: su valor reside en que permiten aplicar inteligencia artificial, visualizar datos históricos y hacer predicciones. Son una herramienta clave para una planificación urbana más ágil, precisa y sostenible.
En Capmar, seguimos construyendo futuro
Las soluciones tecnológicas de Capmar —como tótems informativos, paradas inteligentes y sistemas de información al viajero— se integran perfectamente en este ecosistema de movilidad inteligente.
En ciudades que ya disponen de datos abiertos o sensores IoT, nuestras infraestructuras pueden recoger, visualizar y redistribuir información útil en tiempo real para los ciudadanos. Por ejemplo, una parada puede mostrar el estado de la red, alertas meteorológicas, ocupación del próximo autobús o desvíos por obras.
Además, la modularidad de los sistemas Capmar permite adaptar los equipos a cada ciudad, incluso en municipios medianos o rurales que quieren iniciar su camino hacia una movilidad más conectada.
Con el auge de los gemelos digitales, los tótems y sensores de Capmar también pueden convertirse en fuentes de datos directas que alimenten estas plataformas.
Madrid, Valencia y Vitoria son ejemplos sólidos de cómo una ciudad puede transformarse desde dentro, midiendo, analizando y actuando sobre su movilidad urbana. Capmar contribuye a esta evolución desde un punto clave: el lugar donde todo empieza para el usuario, la parada. Allí donde el dato se convierte en información útil, donde la tecnología se pone al servicio de quien espera.