En las pequeñas cosas, hay grandes historias.
El otro día, paseaba por las Ramblas de Barcelona. Era fin de semana y lo cierto es que, esa tarde, no había pensado en el trabajo en ningún momento. Entonces, ocurrió algo inesperado, pero también maravilloso. ¡Y sí! Has acertado, tenía relación con mi trabajo, en concreto, con la historia de Capmar, pero de un modo que es difícil que vuelva a repetirse.
A unos pocos metros, varias personas esperaban el autobús cerca de una PSI —una parada solar de información, aunque seguro que te acordabas por este otro artículo—. Me acerqué sin prisa, ya que la pantalla informativa marcaba 8 minutos aún para el siguiente bus.
Sonreí. En el grupo de la parada, estaban Nicolás y Nicóstrato, los CEO de Capmar Information Systems, hablando con otros dos hombres y dos mujeres, entre las que reconocí también a sus parejas. Nicolás se agarraba a la PSI como si fuesen viejos amigos y, en parte, lo eran.
¿Dónde empieza esta historia?
La familia y la historia tras Capmar se remonta a una empresa familiar de los años cincuenta. La marca empezó fabricando marquesinas y postes de información, pero el mercado ha cambiado muchas veces en estos 70 años…
Aunque no fue de un día para el otro, sino paulatinamente, llegaron empresas que las marquesinas a cambio de publicidad. Su modelo de negocio se basaba en una contraprestación para poder incorporar anuncios publicitarios. Así, Capmar se adaptó por primera vez… y nació una nueva vía de negocio: el poste de información estático.
Ahora, Nicolas y Nicóstrato hablan del PSI que tienen a medio metro del grupo. Todavía no me han visto y les observo, curiosa, como una espectadora, con la distancia que no suelo tener en las oficinas.
—Un PSI como este nos llevó a la Cumbre del Clima de Copenhague, ¡eh!
Eso es lo que dice Nicolás. Una sonrisa de orgullo se refleja en su cara.
Es cierto, pero todavía no hemos llegado ahí. Guardo el libro en el bolso, faltan 4 minutos para que llegue el autobús y debería acercarme a mis jefes y saludar, pero sigo quieta, observando, porque cómo si uno de sus acompañantes me hubiera leído la mente, preguntan:
—¿Cómo surgió la idea del PSI?
Y señala el que hay en esta parada de autobús.
Del poste de información al PSI
Ahora, simplemente, escucho. Ensimismada, no quiero acercarme y romper la magia: no quiero aparecer y que cambien de tema. Los dos hermanos van rellenando los huecos de la conversación; lo hacen por turnos y entre bromas cómplices.
Como todas las buenas ideas, el PSI nace de un concepto simple. La idea surge en un almuerzo con un cliente —un cliente que también era amigo— en el que te piden un imposible que lo revoluciona todo.
En este caso, el cliente necesitaba instalar un poste con información en tiempo real en zonas donde llevar un punto de luz era casi impensable. Ya no solo por las dificultades, sino por el coste asociado.
—¡Menuda idea, eh! —exclama alguien.
—Por descontado, era para los avisos e incidencias en un primer momento —comenta Nicóstrato— porque, aunque parezca Prehistórico, no hace tanto que se avisaba de los problemas técnicos colocando un papel en el poste informativo…
A partir de ese momento, los CEO se centraron en investigar e innovar. Tipos de pantalla, diseños de placas… En 2004, tenían una primera versión de una nueva parada de bus, pero no fue la definitiva.
Las nuevas pantallas podían dar avisos, tiempos de espera, incidencias… pero, entonces, tomaron dos decisiones que cambiarían el rumbo de Capmar.
—Apostamos por colaborar con una Universidad para crear la parada que cumplía con lo que quería la gente —dice uno.
—Sí, aunque para ello, ¡también lanzamos preguntas a pie de calle!
El autobús llega en un minuto.
Por esas fechas, yo ya estaba en Capmar, y lo más difícil, después, fue encontrar un diseño sostenible para integrar los postes solares y que los ayuntamientos lo empezasen a tomar como alternativa.
Lo recuerdo bien.